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No me arrepiento de mis experiencias, pero es difícil sobrevivir ante tanta presión social, tanto prejuicio, abusos verbales y hasta físicos a los que se expone una persona de apariencia vulnerable y diferente a los trastornadores y reprimidos patrones conductuales Varón masculino, Hembra femenina.
Fueron muchos los que me visualizaban en un proceso de cambio de sexo, quizás hasta de prostitución, muchos que por mis juegos de imagen ambigua intentaron cerrarme puertas y descalificarme, por suerte mi carácter, mi personalidad y mi actitud, nunca permitieron que otros intentaran dirigirme, clasificarme o influenciarme.
Pero no todos esos chicos jovencitos que veo desperdiciar su tiempo en absurdas actitudes o espectáculos ridículos de parodias femeninas, podrán en un futuro escapar de un mundillo vació, que no le brindara muchas oportunidades ni esperanzas de subsistencia en una sociedad cerrada, clasista y doble moralista.
Ser un afeminado humilde, sin educación, sin carácter, es un camino a la decadencia con una mortal condena.
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