La oscuridad se apodera de almas débiles que carecen de esencia, de pureza, de anhelos y esperanza.
Almas que viven del olvido, del vació existencial, y el materialismo mismo,
Grises sin autoestima, sin conocimiento del amor, alejados de la luz, de la energía vital,
Seres carentes de compasión, de altruismo, esclavos de su egoísmo, infelices, fingidos, la hipocresía es su carta de presentación, su más grata expresión, con sonrisas retorcidas, maliciosas y sin brillo.
Aparentan ser modelos de ejemplares cualidades, no son más que pobres perversos, que se arrastran entre mentiras y corruptos preceptos, que pregonan su moral para esconder monstruosidades.
Quiero aprender a vivir entre serpientes sin clavarme su veneno, a reptar entre su mundo sin convertirme en algo inmundo.
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